Forma de religiones marcada en judío

 

Ministro de Asuntos Religiosos presenta reforma a la certificación kosher y anuncia reforma al sistema de conversiones

El ministro de Asuntos Religiosos de Israel del nuevo gobierno de coalición, Matan Kahana, anunció que prepara una importante reforma para liberalizar los procesos de conversión al judaísmo que podría estar lista en dos semanas. El anuncio se conoció la misma semana en que se develó el plan para reformar la supervisión de los productos kosher.

En Israel, un estado que en 2018 fue declarado judío, saber quién es judío es importante. Según las reglas ortodoxas, es judío quien desciende de madre judía por nacimiento o por conversión, siempre que la conversión se haya efectuado bajo reglas ortodoxas. De momento solo existen cuatro cortes rabínicas y una docena de rabinos que pueden hacer conversiones y se hace bajo la supervisión del Gran Rabinato.

La disputa sobre quién es judío inició por la necesidad de convertir al judaísmo a cientos de miles de judíos rusos que llegaron a Israel, pero quienes bajo la óptica ortodoxa, al tener ascendencia mixta, no se consideran judíos y por tanto no pueden integrarse socialmente al no poder casarse, divorciarse o ser enterrados bajo ritos judíos, ni educar a sus hijos bajo estos ritos.

Además, el ser judío es importante para definir la situación migratoria. En este sentido, en marzo, en una polémica decisión, el Tribunal Superior de Israel aceptó conversiones no ortodoxas solo con fines de inmigración.

Las iniciativas de reformas de conversión se han presentado en varias oportunidades en el pasado sin éxito. Este nuevo plan, que ahora llega desde el gobierno, autorizará a los rabinos municipales a realizar conversiones sin la supervisión del Gran Rabinato.

La reforma planea establecer procesos más simplificados de conversión que podrían permitir a los descendientes de rusos finalmente ser reconocidos como judíos.

Esta reforma se sumaría a la propuesta de reforma de las certificaciones de los productos kosher, es decir, aceptados según la religión, para desmonopolizar esta certificación del Gran Rabinato permitiendo que varias agencias privadas, siguiendo las reglas del Gran Rabinato, emitan la certificación. Esto lograría aumentar la competencia y bajar los precios de los productos.

Estas agencias privadas emitirían sus certificaciones con la leyenda “bajo la supervisión del Gran Rabinato” y cada una estaría presidida por un rabino certificado por el rabinato local. Las agencias, además de tener que demostrar que tienen capacidad financiera, deberán hacer del conocimiento público los estándares religiosos que mantienen en sus certificaciones.

Aunque se propone que el Gran Rabinato supervise, si una agencia quiere expedir un certificado con un estándar menor que el establecido por ese organismo, podrá hacerlo siempre que tres rabinos aprobados por los rabinatos locales lo aprueben y se emita una certificación diferente. Bajo este mismo procedimiento se podrá permitir a restaurantes que abran durante el Sabbat.

Ambas propuestas, desde luego, han sido rechazadas por el Gran Rabinato y por legisladores ortodoxos que ven en esta apertura un peligro de división del pueblo de Israel o para que “grupos con motivos impuros” certifiquen productos kosher. Y el quid de estas propuestas será precisamente lograr una aprobación en un Knesset, asamblea legislativa, muy dividida.

Más información timesofisrael.com

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