Además del pago de una multa, el berrinche de un abogado de Ohio, Estados Unidos, recibió una sanción muy singular que, como lo reportó Celveland.com, fue un castigo tipo Bart Simpson: escribir con letra legible la conducta que no debe presentar.
Se trata del abogado Anthony Baker de Lorain, Ohio, quien fue declarado en desacato por la juez Nancy Fuerst por haber abandonado la mesa de la defensa como protesta cuando se daban las instrucciones al jurado.
Los hechos se dieron en medio del proceso que se siguió en contra de Denayne Davidson-Dixon, un ex oficial de la policía acusado de violencia doméstica. Pese a que en el ataque del ex policía, que ya había estado en prisión por el intento de agresión a una persona arrestada, rompió tres huesos de la cara a su esposa, el abogado Baker radicó la defensa en la legítima defensa. De esta forma, cuando la juez Fuerst instruyó al jurado para que deliberara, el abogado Baker protestó porque no los instruyó sobre la normativa de defensa en Ohio y como señal de insatisfacción dejó abandonado su lugar en el tribunal.
Según la percepción de la juez Fuerst esta inusitada protesta no fue el único “berrinche” del abogado Baker, pues la juez se quejó de que a lo largo del proceso había exhibido otras conductas poco profesionales. De esta forma, lo declaró en desacato, le impuso una multa de 500 dólares y en lugar de mandarlo una noche a prisión le ordenó entregar al tribunal unas planas con dos frases impuestas por la juez.
“No participaré en conductas que sean perjudiciales para la administración de justicia o en cualquier otra conducta que se refleje negativamente en mi aptitud para practicar leyes”, fue la primera frase que el abogado tuvo que escribir de su puño y letra 25 veces.
“No participaré en conductas destinadas a perturbar a un tribunal o en una conducta indigna o descortés que sea degradante para un tribunal”, fue la segunda frase que escribió, todo con letra legible.
Entrevistado por Cleveland.com, el abogado Baker declaró que como castigo esperaba ir a prisión y no dejó pasar la oportunidad para excusar sus actos: “Estuve totalmente equivocado en la forma de protestar. No creo haberme equivocado en las razones por las que peleaba”.
Hacer las planas quizá no le quitó mucho tiempo; es más, la sanción fue mucho más benigna que pasar una noche en prisión, pero su nombre y su prestigio profesional ahora están en boca de sus colegas y posibles clientes futuros por su conducta calificada de contraria a la ética de un profesionista del Derecho. Quizá esto sea lo que le ayude la próxima vez a contener sus equivocadas demostraciones.
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