Corinne Fesseau, residente de la Isla de Olerón (Île d'Oléron), Francia, ha recibido el aviso legal de un vecino que amenaza con demandarla por daño a la salud pública por el ruido que hace Maurice, su gallo que, como todo gallo, canta para anunciar el amanecer.
Esta mujer, nacida en la Isla de Olerón, situada en la costa atlántica de Francia, dice que su familia siempre ha tenido aves de corral por lo que los residentes locales están acostumbrados al “ruido” de estos animales. Sin embargo, explica, hay un vecino que tiene una casa de campo, que usa “tres veces al año”, y que es quien se queja del ruido.
Tratando de limar asperezas, Corinne dice que ha intentado que el canto de Maurice no se escuche tan fuerte para lo que tapizó con cartones de huevo el gallinero, “como un estudio de grabación”.
“El canto es más silencioso, pero los vecinos nos escribieron para decir que empieza a las 4 a.m., lo que es falso. Me quedé despierta cerca del gallinero y escuché nada”, escribió. “A las 6-6:30 a.m., él sabe que es hora de levantarse. Aún si está oscuro él canta”.
“Muchas personas van de vacaciones y se quejan del ruido de las vacas, perros, ranas, campanas de iglesia… No es normal. Estos sonidos estaban ahí antes que ellos, ellos deberían aceptarlos”, ha dicho Corinne en defensa de su gallo.
“¿Qué prohibimos después? ¿El murmullo de las palomas, el llanto de las gaviotas, el gorjeo de los pájaros cada mañana?”, pregunta.
Para salvar a Maurice Corinne Fesseau ha iniciado una petición y ya 32,000 personas se han unido a ella, incluyendo al alcalde local, Christophe Sueur, quien ha pedido a los críticos del gallo que sean más tolerantes.
“Si tengo que emitir un decreto local para proteger al joven gallo, ciertamente será lo primero”, declaró el alcalde a una estación de radio francesa. “Considero que estamos en un entorno rural y el canto del pollo es parte de este entorno. En pocas palabras, defenderé al pollo para defender nuestro modo de vida”.
Conforme al diario británico The Guardian, una acción legal para callar al gallo puede no tener mucho futuro pues en 1995 una corte de apelaciones falló a favor del propietario del animal en un caso semejante al concluir que es imposible impedir a los gallos cantar. “Los pollos son animales inofensivos tan estúpidos que nadie ha tenido éxito entrenándolos, ni siquiera los circos chinos”, se lee en la sentencia.
Quizá con argumentos menos insensatos, los tribunales simplemente rechacen la demanda por carecer de fundamento.
Más información theguardian.com
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