A los jóvenes actores se les enseña por diversas escuelas y métodos, a llegar hasta el extremo y una vez ahí, seguir empujando los límites.
Generalmente estas enseñanzas repercuten en la propia salud mental de los actores, pero para Anna Odell, una estudiante de arte en Sucia, el llegar a los extremos supuso una confrontación con el estado por su proyecto de graduación.
Este consistió en fingir su suicidio desde un puente en Estocolmo y su ingreso a una clínica de salud mental, a fin de demostrar el tratamiento que sufren los enfermos mentales.
Pero cuando la verdad salió a flote y se supo que su supuesto suicidio era solo un acto, fue llevada a la corte bajo los cargos de conducta deshonesta, además de resistencia violenta al momento de ser detenida por la policía en su perfomance del puente.
El estado consideró que era culpable de ambos cargos y se le condenó a pagar una multa y su caso dividió a la opinión pública puesto que unos argumentaron que gastó indebidamente recursos del estado distrayendo a los servicios de emergencia de situaciones reales, mientras que hay quienes sostienen que ella solo ejercitó su libertad de expresión.
Y entre unas opiniones y otras y el pago de la multa, Anna se graduó satisfactoriamente.
Fuente BBC Mundo
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