Firman en Australia en perdón a madre sentenciada en 2003 por el homicidio de cuatro hijos, con fundamento en información científica
Con fundamento en las conclusiones a las que llegó un juez retirado, la gobernadora de Nueva Gales del Sur, Australia, Margaret Beazley, firmó un perdón a favor de Kathleen Folbigg, sentenciada en 2003 a 40 años de prisión por el homicidio de sus cuatro hijos.
En tribunales, la sentencia a esta mujer fue confirmada en cada instancia, dando más peso a unas cuantas líneas escritas en su diario y a la declaración de un médico que dijo que nunca había visto que en una misma familia fallecieran cuatro hijos por causas naturales, que a la evidencia científica que se presentó en 2019 que señala que Kathleen Folbigg es portadora de una rara mutación genética conocida como el gen CALM2.
Al negarse esta evidencia y tras una fuerte presión de la comunidad científica, se comisionó al juez retirado Tom Bathurst para investigar la nueva evidencia. De esta investigación, el juez concluyó que hay una duda razonable que indica que Kathleen, que pasó 20 años en prisión, pueda ser inocente de los homicidios que se le imputaron. Con esta conclusión, la gobernadora del estado australiano firmó el perdón, con lo que se ordenó la puesta en libertad de la mujer.
Lo anterior significa que judicialmente se le sigue considerando culpable. Esto podría cambiar si el juez Bathurst presenta el caso ante la Corte Penal de Apelaciones, que podría seguir sin aceptar las conclusiones.
Kathleen contrajo matrimonio con Craig Folbigg, minero. Su primer hijo, Caleb murió el 20 de febrero de 1989 a los 19 días de nacido y su muerte fue clasificada como síndrome de muerte súbita del lactante, SMSL.
Patrick, el segundo hijo, murió a los 18 meses casi dos años después que su hermano. Él era ciego y tenía epilepsia y murió por asfixia.
La tercera era una niña, Sarah, que murió en 1993 a los 10 meses de edad de SMSL. La cuarta hija, Laura, falleció a los dos años en marzo de 1999 por causas en ese entonces, indeterminadas.
Kathleen sostuvo siempre su inocencia y no fue sino hasta 2018 cuando la doctora Carola Vinuesa, inmunóloga de la Universidad Nacional Australiana en Camberra, y el doctor Todor Arsov, secuenciaron el genoma de Kathleen y descubrieron que tenía la rara mutación del gen CALM2.
Se sabe que unas 75 personas son portadoras de esta mutación que esencialmente crea arritmias cardíacas que pueden causar un paro cardíaco y la muerte repentina durante la lactancia y la infancia.
Los especialistas analizaron muestras de tejidos de los niños tomadas poco después de haber nacido y encontraron que Sarah y Laura eran portadoras del mismo gen que su madre y Caleb y Patrick tenían variantes genéticas que en estudios con ratones han sido vinculados a letales ataques epilépticos tempranos.
La evidencia científica, sin embargo, fue rechazada en 2021 por el tribunal que siguió dando más peso a ambiguas declaraciones escritas por Kathleen en su diario, que fue entregado a las autoridades por su entonces esposo, y el razonamiento del médico que certificó en 1996 la muerte de Laura.
Esta decisión judicial llevó a que más de 90 especialistas firmaran una petición pidiendo la liberación de Kathleen con fundamento en la ciencia.
Si se llegara a revertir la sentencia en contra de esta mujer, tendría elementos para demandar al estado por resarcimiento de daños por el indebido encarcelamiento, y podría hacerla receptora de millones de dólares australianos, como sucedió a Lindy Chamberlain, que en 1982 fue sentenciada por el homicidio de su bebé de nueve semanas, y que luego se confirmó que un dingo (perro australiano) se la había llevado. A esta mujer, que solo estuvo en prisión tres años, se le adjudicó una compensación de 858,000 dólares estadounidenses.
En este momento, Kathleen no tiene nada más que perder, así que es probable que procure por todos los medios que se revierta su sentencia y, finalmente, limpiar el calificativo de monstruo que la sociedad australiana le dio por la muerte de sus hijos.
Más información bbc.com
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