Policía alemana efectuó un operativo nacional de registro de propiedades de grupo medioambiental por financiar actividades criminales
En una acción que pone en tela de juicio la definición de “organización criminal”, la policía alemana efectúo un amplio operativo este miércoles en el que catearon 15 propiedades vinculadas con la organización medioambiental Last Generation por presunto financiamiento a actividades delictivas.
Last Generation, al igual que otros grupos como Extinction Rebellion o Just Stop Oil, que procuran llamar la atención sobre el cambio climático y la falta de acciones decididas de los gobiernos para cumplir las metas fijadas en el Acuerdo de París, especialmente que la temperatura no aumente más de 1.5 grados respecto de la registrada previo a la era industrial, lleva acciones disruptivas.
Una de las acciones más recientes de Last Generation, detuvo el tráfico en Berlín en 30 calles e intersecciones, lo que llevó a la policía a retirar de forma violenta a los manifestantes para regresar el orden a la ciudad.
Derivado de estas acciones, la policía, apoyados por varios políticos conservadores, han estado pidiendo sanciones más severas a los manifestantes, como aumentar el plazo de detención de 48 horas a 30 días.
Este miércoles, la Oficina de Policía Criminal del Estado de Baviera (BLKA) y la Fiscalía General de Múnich anunciaron que se desplegaron unos 170 oficiales que registraron quince propiedades en los estados de Hesse, Hamburgo, Sajonia-Anhalt, Sajonia, Baviera, Berlín y Schleswig-Holstein. Las propiedades están vinculadas a la agrupación Last Generation, a la que acusan de haber llevado a cabo campañas en las que han recaudado por lo menos 1.4 millones de euros para financiar actividades criminales.
En el comunicado se señaló que siete sospechosos de entre 22 y 38 años están acusados de formar o apoyar una organización criminal, pero de momento no se han hecho arrestos.
Se anunció que dos de los sospechosos presuntamente planearon sabotear un oleoducto que une la ciudad bávara de Ingolstadt con el puerto de Trieste en Italia. El oleoducto se considera una pieza crítica de infraestructura en Baviera.
Las reacciones adversas a este operativo no se han hecho esperar, con activistas señalando que se trata de distraer la atención de los “verdaderos criminales”, en referencia a las autoridades que no han tomado acciones contundentes para detener el calentamiento global.
Al respecto, Tadzio Müller, activista e investigador del clima, declaró a DW que la represión de los gobiernos europeos contra grupos activistas como Last Generation es "un caso de matar al mensajero".
Hizo notar un aspecto importante para justificar las actividades de estos grupos, que han arrojado pintura sobre obras de arte o se han pegado a entradas en aeropuertos, diciendo que la lucha contra la crisis climática es intrínsecamente incómoda.
“De hecho, creo que las acciones de Last Generation son, en cierto modo, una representación anticipada de un futuro de política climática y de protección del clima, que va a ser molesto, que va a interrumpir nuestra vida cotidiana”, dijo, añadiendo que las acciones han tenido que escalar porque la sociedad “no quiere saber sobre el clima o la emergencia climática. Y, por lo tanto, Last Generation está eligiendo tácticas que alteran el tipo de normalidad a la que la gente se aferra”.
La emergencia del clima es un tema que incomoda, pero más incómodas son las consecuencias de no atender el problema, como ya lo estamos viviendo con cortes de agua, limitación de circulación de vehículos en ciertas zonas, destino de recursos a mitigación de consecuencias como inundaciones; una incomodidad que solo va a ir en aumento.
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