Aunque existe constitucionalmente la separación Iglesia –Estado en México, a una mujer del estado de Coahuila parece no importarle y acudió a las instalaciones del Congreso local a hacer una limpia con incienso y yerbas para que los legisladores puedan trabajar en armonía y se corten así los disgustos y las envidias.
Nadie supo quien envió a esta mujer por lo que podemos pensar que ella acudió por su propio pie y de buena fue y que esta fue su manera de contribuir con la política estatal.
Los legisladores mostraron sorpresa y no se opusieron a que ella regresara en seis ocasiones más porque el ritual exige que se haga la limpia por lo menos siete veces y de preferencia los martes y los viernes. Claro, no se opusieron por lo azorados que estaban, quien sabe si le seguirán permitiendo la entrada subsecuentes oportunidades, una vez que sometan el asunto a punto de acuerdo, lo discutan “suficientemente” y lo voten como cualquier otro asunto de prioridad estatal.
Y es hasta cierto punto lógico que así lo hagan, porque si en lugar de limpia hubiera sido una bendición por parte de un sacerdote católico o ministro cristiano la nota hubiera sido no como algo curioso sino como un ‘quebrantamiento de la ley que atenta contra las instituciones nacionales’.
Ojala que los buenos oficios de esta mujer sirvan para aclarar la mente de los legisladores coahuilenses y eleven el nivel de la política mexicana que con esto de las elecciones tristemente anda por los suelos.
Y si funciona, se puede girar un oficio para contratar sus servicios en el Congreso de la Unión y eliminar en la siguiente Legislatura toda la mala vibra para que los nuevos legisladores se ocupen de hacer el trabajo para el cual van a ser contratados mediante el voto popular: legislar los asuntos de prioridad nacional.
Fuente El Universal
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