Hace un año escribimos sobre la iniciativa que promovía la senadora-actriz María Rojo para crear la Ley que crea el Fondo para el Acceso de Artistas, Creadores y Gestores Culturales con el fin de que se constituyera un fideicomiso conformado, entre otras aportaciones, con recursos del presupuesto federal para “otorgar un apoyo económico en los términos establecidos en esta Ley, a los artistas, creadores y gestores culturales para su incorporación voluntaria al régimen obligatorio del Seguro Social”. Es decir, subsidiar su incorporación.

 

El pasado jueves fue aprobada por el Senado y pasó a la Cámara de Diputados para su análisis. Desde mi punto de vista esta iniciativa es discriminatoria y da un trato privilegiado a solo un sector de la población.

 

Toda persona que se incorpora voluntariamente al seguro social, como son trabajadores independientes, domésticos, ejidatarios, etcétera, por regla general debe pagar su cotización por anualidades adelantadas, salvo que se pacte una periodicidad diferente, en cuyo caso el IMSS suspende las prestaciones cuando no se cubran esas parcialidades.

 

Con el fideicomiso “las aportaciones individuales de los trabajadores de la cultura a los que se refiere la iniciativa serían complementadas de modo tal, que a pesar de lo eventual de su trabajo puedan aportar de manera ininterrumpida y permanente”.

 

Esa problemática de ingresos eventuales que pone en riesgo el acceso al derecho a la salud es de todos los trabajadores independientes, no sólo de los trabajadores culturales.

 

En la sesión se destacó que “lo integrantes de este gremio han llegado, en algunos casos, al final de sus días, en condiciones de abandono, de soledad y en medio de situaciones económicas precarias para solventar los costos que implica la enfermedad”. Este hecho lamentable también es común en el resto de los trabajadores independientes y eventuales.

 

Luego entonces ¿por qué sólo se le va a dar apoyo a un gremio específico? ¿La labor de los trabajadores culturales es más importante?¿Por qué otorgar asistencia o subsidiar a los artistas, creadores y gestores culturales y hacer de lado a los plomeros, carpinteros, artesanos, trabajadores domésticos, electricistas, tenderos, ferreteros, contadores, abogados, arquitectos, etc, etc.?

 

Todos esos trabajadores viven la misma problemática pero no existe un fondo que los apoye, aunque ellos, agremiados podrían constituirlo con sus propios recursos, igual que los trabajadores culturales en general, ¿por qué entonces darles una protección especial?

 

Todos los senadores presentes aprobaron la ley, afirmando que no concede privilegios. Yo creo que si.

 

 

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