La Senadora María de Lourdes Rojo e Incháustegui, del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, presentó una iniciativa de Ley que crea el Fondo de Apoyo para el Acceso de Artistas, Creadores y Gestores Culturales a la Seguridad Social.

 

El objetivo de la ley es otorgar un apoyo a artistas, creadores y gestores culturales (“trabajadores culturales”) para que cubran su incorporación voluntaria al régimen obligatorio del Seguro Social.

 

 

El Fondo se crearía con los recursos aprobados en el Presupuesto de Egresos de la Federación, los recursos que anualmente se destinen para cumplir el objeto del Fideicomiso; aportaciones de los Estados y el Gobierno del Distrito Federal, los productos que se generen por la inversión y administración de los recursos y bienes con que cuente el Fondo; los bienes que se aporten al Fondo y las aportaciones que realicen los beneficiarios.

 

En su exposición de motivos la senadora-actriz María Rojo considera que en la práctica los beneficios de la seguridad social se limitan a proteger a los trabajadores sujetos a una relación laboral, y los “trabajadores culturales” al ser trabajadores no asalariado son “víctima de la exclusión de los beneficios de la seguridad social” destacando que los “trabajadores culturales”  “…con terrible frecuencia no cuentan con recursos para afrontar una enfermedad grave o ni retirarse con dignidad cuando las circunstancias les impiden continuar con su labor como trabajadores culturales”.

 

De aprobarse la iniciativa sin duda sería un extraordinario apoyo para el gremio de la senadora-actriz, pero ¿por qué debemos distinguir a los “trabajadores culturales” del resto de los trabajadores independientes? 

 

Ellos no son diferentes a otros trabajadores independientes como abogados, contadores, taxistas, vendedores ambulantes, que como dice la senadora-actriz, también en algunos casos “no cuentan con recursos para afrontar una enfermedad grave o ni retirarse con dignidad cuando las circunstancias les impiden continuar con su labor”, y no se ha creado un fondo especial para que el ebanista, el plomero, el dentista o el arquitecto paguen las cuotas del seguro social voluntario.

 

La senadora-actriz pierde de vista que la seguridad social, como lo dice su nombre, es un seguro, en el que el asegurador toma a su cargo contingencias de acontecimiento incierto, como una enfermedad, y para cubrir esas prestaciones, como ocurre en todos los seguros, los asegurados deben realizar aportaciones, por eso se incluyó en el artículo 13 de la Ley del Seguro Social la incorporación voluntaria ál régimen obligatorio de la seguridad social para los trabajadores independientes.

 

Pero en caso de que por alguna razón no puedan cotizar en el IMSS, también se creó el Seguro Popular, el cual busca otorgar cobertura de servicios de salud, a través de un aseguramiento público y voluntario, para aquellas personas de bajos recursos que no cuentan con empleo o que trabajan por cuenta propia y que no son derechohabientes de ninguna institución de seguridad social.

 

Así que también eso de que los trabajadores independientes son “víctimas de la exclusión de los beneficios de la seguridad social” es una falacia.

 

Si los trabajadores independientes en el régimen voluntario o el seguro popular, y los asalariados en el régimen obligatorio, realizan aportaciones para obtener los beneficios de la seguridad social, de ninguna manera se justifica que los “trabajadores culturales” sean los únicos que no realicen esas aportaciones, y que el Estado las pague por ellos.

 

Quizás la percepción de la senadora-actriz se afectó ahora que es la titular del área de seguridad social de la ANDA, ypor eso se le fueron las cabras al monte con esta propuesta, que esperemos, no sea aprobada nunca.

Pin It