Imagen del documental Nota Roja
Imagen del documental Nota Roja

Regularmente compró el Diario de Xalapa, un diario que informa a los veracruzanos desde hace 74 años, que forma parte de la Organización Editorial Mexicana, conocida como OEM, la compañía de medios impresos más grande de México y una de las editoras de periódicos más grande de Latinoamérica, que agrupa 70 periódicos, 24 radiodifusoras y 43 sitios de Internet.

Lamentablemente, en la batalla por aumentar su número de lectores este diario, al igual que muchos otros, ha decidido que la nota roja o policíaca deje las páginas finales de la primera sección, para tener una sección independiente y con un alto contenido gráfico, que no era usual en OEM para este tipo de notas.

Así, en la primera plana de esta sección se publican sin el menor recato imágenes de cadáveres ensangrentados, cuerpos desmembrados, etcétera, que fácilmente podrían competir con las imágenes que aparecen en los libros de medicina forense o aquella revista especializada en crímenes y muerte que siempre venía acompañada de imágenes graficas de cadáveres muy explicitas, Alarma!.

En un artículo sobre la nota roja escrito por Juan Carlos Aguilar García para Cuarto Oscuro, explica más claramente el perfil de esta revista, que los medios actuales ahora reproducen “fotografías extremadamente crueles. Son bofetadas al inconsciente que nos recuerdan nuestra fascinación por la muerte. Cuerpos calcinados, mutilados, ¡sin rostro! Todo a página completa y con el mayor acercamiento posible”.

En nuestro país se venden diariamente casi 700,000 diarios dedicados exclusivamente a la nota roja y, si a eso agregamos al resto de los diarios, la cantidad de imágenes y notas roja que se publican es una barbaridad.

Para el catedrático del departamento de Sociología y Antropología de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), Gustavo Muñoz Abúndez, la exposición constante y gráfica a hechos violentos es un ingrediente activo que favorece el ambiente de violencia generalizado en el país.

“Es necesario que defendamos el derecho a la información, pero no es necesario que mostremos los hechos de manera gráfica” dice Muñoz Abúndez. El investigador destaca que que hay autores e investigadores que afirman que estas publicaciones se han convertido en ingredientes activos que favorecen el ambiente de violencia que priva en el país.

“Es un ingrediente que se abona al conjunto de condiciones sociales que muestran a la violencia como algo cotidiano que está ahí y que no nos debe espantar”.

Para el periodista Marco Lara Klahr, “después de que morimos permanece nuestra personalidad jurídica, (pero) existe en México un vacío legal que deja en la indefensión a las víctimas mortales y sus familias.

Todos los días vemos en la industria noticiosa las consecuencias de dicho vacío: la cosificación, denigración, criminalización y hasta ridiculización y banalización de personas muertas trágicamente y sus cuerpos”.

Esto es así porque los medios revictimizan a las personas que han sido objeto de algún delito o accidente, con el único objetivo de vender más periódicos o elevar su audiencia, olvidándose por completo de los derechos humanos y la función social del periodismo.

Marco Lara Klahr y Francesc Barata señalaron en su libro “Nota(n) Roja. La vibrante historia de un género y una nueva manera de informar” que cuando las audiencias son adictas a consumir violencia y los medios a lucrar con eso, siempre habrá víctimas, y serán los propios ciudadanos quienes verán vulnerados sus derechos humanos hasta en el momento más íntimo.

Esas imágenes son un abuso de la libertad de expresión, que viola la intimidad, el derecho a la propia imagen y dignidad humana de las víctimas y de sus familias.

La dignidad es definida en la Ley General de Vítimas como “… un valor, principio y derecho fundamental base y condición de todos los demás. Implica la comprensión de la persona como titular y sujeto de derechos y a no ser objeto de violencia o arbitrariedades por parte del Estado o de los particulares”.

Cuando se toman esas imágenes es obvio que se hace violando las escenas del crimen o, peor aún, que las autoridades no están preservando adecuadamente los lugares de los hechos,poniendo en riesgo las investigaciones, si es que las llega a haber.

La labor periodística debe ser apegada a principios fundamentales. Los periodistas italianos al asumir su profesión se adhieren a una serie de principios, entre los que se incluye “No publicar imágenes o fotografías particularmente escalofriantes de individuos, o que en cualquier caso lesionen la dignidad de la persona, ni debe extenderse en detalles de violencia o brutalidad, a menos que prevalezcan motivos de interés social. No debe presentar imágenes artificiosas de la realidad”.

Espero que la prensa mexicana en algún momento asuma este principio.

Yo, por lo pronto, devuelvo al voceador la sección policíaca, porque hace referencia a aquel periódico del siglo XIX, El Mercurio Occidental, que para dar la noticia de un asesinato y vender más ejemplares de aquella edición, ordenó a uno de los impresores poner su mano empapada en tinta roja.

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