El miércoles de la semana pasada nació el primer hijo varón de Alain y Miriam Flaig, una pareja residente en el cantón de Berna, Suiza. Alain y Miriam decidieron que su hijo se llamaría Jessico y así lo escribieron en la solicitud de registro del nacimiento del menor.
Pero las autoridades del registro civil regresaron la solicitud de inscripción señalando que el nombre de Jessico era muy femenino y que por tanto no podían registrar al niño bajo ese nombre, aunque señalaron a los padres que podían explicar por escrito las razones que los movían a nombrar a su hijo como Jessico.
Desde 1994 la ley federal de Suiza garantiza a los padres la libertad de escoger el nombre de sus hijos, una libertad que no es absoluta pues el nombre, por lo menos el primero, no debe causar confusión respecto del género del menor ni ocasionarle ningún daño o perjuicio. Y las autoridades de Oberaarggau en el cantón de Berna consideraron que Jessico no cumple ninguna de estas dos condiciones. Cabe señalar que de promover Suiza, como lo hizo Alemania, un cambio que permite dejar en blanco la casilla del sexo del recién nacido, tendría que cambiar también la primera condición.
Los padres de Jessico están muy enfadados con las autoridades por no respetar su decisión respeto del nombre de su heredero, pero aclararon que no insistirán ni iniciarán un procedimiento civil por lo que se han resignado a simplemente buscar otro nombre para el niño.
Este es un caso parecido al de un niño a quien el juez cambió de nombre porque Mesías solo hay uno.
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