Bebé llorando

Un tribunal de apelaciones francés determinará el próximo 19 de noviembre si la tilde sobre la letra “n” (~) es parte del idioma francés y si los nombres propios que la incluyan pueden ser objeto de registro.

Una pareja lleva más de dieciocho meses intentando que las autoridades del registro civil registren a su bebé como Fañch, diminutivo de François en bretón.

Después del nacimiento del bebé, el 11 de mayo de 2017, el Registro Civil de Quimper se negó a aceptar la ortografía bretona del nombre, citando como fundamento una circular ministerial de 2014 en la que se estableció una lista limitada de 16 signos ortográficos que se pueden utilizar en el Registro Civil. Las autoridades municipales de la localidad, sin embargo, dieron su visto bueno para el registro.

"Todos saben aquí que este acento es inherentemente más relevante y sólido que una simple circular. En primer lugar, el artículo 75-1 de la Constitución de la República Francesa proclama que las lenguas regionales se reconocen como pertenecientes al patrimonio de Francia... no existe ninguna razón, ya sea legal o humana, para que Fañch se vea privado de la tilde que adorna su nombre. Esto no es incidental ni trivial", dijo el alcalde.

La fiscalía decidió entonces llevar el caso ante un tribunal al considerar que no se respetaba la lengua francesa. En septiembre de 2017 el tribunal de alta instancia de Quimper se negó a aceptar el nombre "Fañch" con la tilde.

Autorizar la eñe significaría “romper la voluntad de nuestro Estado de derecho de mantener la unidad del país y la igualdad sin distinción de origen”, dictaminó el tribunal recurriendo, entre otros argumentos, a una ley que data del 20 de julio de 1794, que establecía el francés como único idioma de la administración. El tribunal también citó como argumento la circular ministerial.

"Los nombres del niño son elegidos por su padre y la madre, que deben conocer los límites cuando se trata de usar una ortografía que incluye un signo diacrítico no reconocido por el idioma francés", dijo el tribunal.

El caso ha movilizado a la clase política bretona. A finales de 2017, el Consejo Regional de Bretaña y el departamento de Finisterre votaron por unanimidad para solicitar al Ministerio de Justicia se autorizará el uso de la eñe.

"Se trata de defender una libertad, la de la elección de los padres. Es un derecho fundamental, se lucha contra una discriminación lingüística", explicó Isabelle Le Bal, consejera regional.

La familia de Fañch recibe el apoyo de la asociación Skoazell Vreizh (Socorro Bretón), que paga sus gastos judiciales gracias a donaciones, y del presidente del colegio de abogados de Nantes, Jean-René Kerloc’h que considera este asunto como una cuestión de “discriminación”.

El tribunal de apelación dará a conocer su decisión el 19 de noviembre, pero en caso de que pierdan los padres del pequeño Fañch no excluyen acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para defender su derecho al nombre y a la no discriminación.

"Viviendo en Bretaña, ansiosos por transmitir, nuestros valores, nuestra cultura, nuestro lenguaje específico, le dimos a nuestro hijo un nombre bretón con su ortografía y pronunciación bretonas. Mantenemos esta opción perfectamente legítima", dicen los padres, quienes concluyen "contrariamente a la sentencia dictada en primera instancia, creemos que no es el nombre de Fañch lo que amenaza la unidad nacional, sino la negativa a reconocer la diversidad de las lenguas del país".

En una defensa de la lengua francesa, en varias ocasiones las autoridades han impedido que se registren ciertos nombres.

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