Congreso de Chihuahua presentó iniciativa de reformas a Ley General para el Control del Tabaco en materia de contaminación de productos de tabaco
La Comisión Permanente del Congreso de la Unión, ha recibido del Congreso de Chihuahua una iniciativa de reformas a la Ley General para el Control del Tabaco, enfocada en los residuos de tabaco, esto es, las colillas de los cigarros.
Los desechos de tabaco son un importante tema en materia ambiental. Si alguna vez te has preguntado por qué las colillas huelen tan mal, conforme con la iniciativa presentada en Chihuahua, es porque contienen “más de 7 mil sustancias químicas tóxicas que impregnan nuestros ecosistemas por un periodo de 12 años, tiempo que pueden llegar a tardar estos residuos en desintegrarse”, siendo arsénico y plomo dos de estas tóxicas sustancias. (¡Vaya!, las cosas que nos metemos al organismo y luego esperamos vivir para siempre).
¿Cuántas colillas terminan en el piso, playas, ríos y océanos en México? La iniciativa no lo menciona, pero señala que “hay información que indica que a escala mundial es el residuo más abundante provocado por la acción humana”, con un estimado de “72 mil millones de colillas de cigarro dispersas en la naturaleza”.
Citando un informe de 2007 de la Organización Mundial de la Salud, se explica que cada año generamos entre 340 y 680 millones de kilos de residuos procedentes de la industria del tabaco, contando no exclusivamente las colillas, debido a que globalmente se fabrican 5.6 billones de cigarros, de los que las dos terceras partes terminan en océanos.
La ONG Ocean Conservancy, estima que 5 mil millones colillas terminan en los océanos, siendo la mayor fuente de contaminación, por encima de las bolsas y botellas de plástico. Un tema muy grave si tomamos en cuenta que, conforme con un estudio alemán realizado en 2004, citado en el Congreso de Chihuahua, “una sola colilla puede llegar a contaminar hasta 10 mil litros de agua a su paso”.
En México se han estado realizando importantes acciones en materia de control de tabaco. El mes pasado se publicaron reformas al Reglamento de la Ley General para el Control del Tabaco que obliga a que los denominados espacios 100 por ciento libres de humo, sean, efectivamente libres de humo. De esta forma, se está prohibiendo en nuestro país fumar en espacios públicos como playas, terrazas, centros comerciales, parques, hoteles, universidades, etcétera, obligando a bares y restaurantes a que su zona de fumadores esté físicamente separada del resto del local y que no sea mayor del 10 por ciento de su superficie total.
Respecto de las colillas, sin embargo, no se han establecido acciones muy concretas, lo que, a decir verdad, tampoco hace la iniciativa presentada por el Congreso de Chihuahua que plantea la prevención de la contaminación provocada por los residuos de tabaco, dejando que estas medidas de prevención sean decididas e impulsadas por el poder ejecutivo mediante el Reglamento.
A este respecto, cabe señalar que en España, este Día de Reyes, 6 de enero, inicia la vigencia de una ley en materia ambiental que, a la par de prohibir cubiertos y platos de plástico de un solo uso, cotonetes de algodón, vasos de poliestireno expandido (unicel) y popotes de plástico, obliga a las tabacaleras a limpiar las colillas que los usuarios de sus productos dispongan en espacios públicos. Además, impone a estas empresas la obligación de hacer campañas de información para que los fumadores no tiren las colillas en el piso. No cumplir con estas obligaciones está sancionado con multa.
La nueva disposición, en consonancia con directivas europeas, no deja muy claro cómo se implementarán las campañas de limpieza y se advierte que estas empresas trasladarán los costos de hacerlo a sus usuarios, es decir, a las y los fumadores.
A este respecto, un estudio realizado en Cataluña, y citado por The Guardian, estima que el costo de limpiar las colillas está entre 12 y 21 euros por ciudadano por año, lo que significa un costo total de mil millones euros anuales.
La iniciativa presentada ante el Congreso de la Unión por el Congreso de Chihuahua, aprobada en sesión del 1º de diciembre de 2022, propone reformar los artículos 5, fracción IX, 18, primer párrafo, y adicionar la fracción X al artículo 5, la fracción XII al artículo 12, y, la fracción VIII al artículo 35 de la Ley General para el Control del Tabaco.
Así, se propone establecer como una nueva finalidad de la Ley “fomentar la prevención de la contaminación provocada por los residuos del tabaco”, y facultar a la Secretaría de Salud a “formular acciones de prevención de la contaminación provocada por los residuos del tabaco”, con participación de la sociedad.
Por lo que respecta al empaquetado de los cigarrillos propone establecer que, además de figurar leyendas y pictogramas o imágenes de advertencia que muestren los efectos nocivos del consumo de los productos del tabaco, se incluyan leyendas o imágenes que fomenten la prevención de la contaminación provocada por los residuos del tabaco. Esta es la única carga que la reforma propuesta impondría inmediatamente a las empresas tabacaleras.
Salvo esto último, las autoridades ya están facultadas en otras leyes y reglamentos a fomentar acciones de prevención de contaminación por las colillas y no se tendría que esperar a que se aprueben reformas a la ley en materia de tabaco para que se lancen campañas de información sobre el peligro de estos residuos en el medio ambiente. Al final, tampoco tendríamos que necesitar que el gobierno nos “eduque” sobre la disposición de desechos, incluidas las colillas, pero ante la evidente ignorancia del tema, tendremos que seguir siendo tratados como infantes y que nos indiquen dónde tirar la basura.
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