La semana pasado se presentó en la Comisión Permanente una iniciativa de reformas a la Constitución para incorporar al territorio nacional el Mar de Cortés o Golfo de California.
Jesús Lucía Trasviña Waldenrath, senadora de la bancada de Morena, señala en su iniciativa que, a pesar de ser uno de los ecosistemas más diversos del mundo y uno de los más importantes polos turísticos del país, el Golfo de California (Mar de Cortés) no está comprendido, al menos de forma oficial, como parte del territorio nacional y más bien es considerado como parte de las aguas internacionales.
“Pensamos que el Golfo de California, implícitamente, es parte de nuestro territorio, (pero) desgraciadamente no es así. A pesar de los años que tenemos como República constituida, jamás hemos sido capaces de reconocer o de reclamar su propiedad”, se señala en la exposición de motivos, destacando que intereses del exterior, particularmente de los Estados Unidos, han impedido que esto pueda concretare, al menos en el pasado cercano.
El Golfo de California, también llamado Mar de Cortés o Mar Bermejo, es una extensión del Océano Pacífico y se ubica entre la península de Baja California y los estados de Sonora y Sinaloa, al noroeste de México y su entrada o boca se ubica trazando una línea recta desde Punta Arena, Baja California Sur, hasta Altata, Sinaloa. Tiene una superficie de 283,000 km2, una longitud de 1126 km y su anchura varía entre los 48 y 241 kilómetros.
La iniciativa señala que históricamente el Golfo de California ha sido reconocido como una parte del territorio mexicano, pero jurídicamente no lo es ya que la Carta Magna no lo incluye como mar interior.
Conforme con la legislación nacional e internacional, sólo el 40 por ciento es mar territorial y el resto es alta mar y lo que se conoce como zona económica exclusiva.
Según la Ley Federal del Mar y el derecho internacional, en el mar territorial México ejerce absoluta soberanía sobre el lecho y subsuelo, así como el espacio aéreo suprayacente. La anchura es de 12 millas náuticas (22,224 m), medidas a partir de la línea de base, es decir, el punto en que el mar alcanza su menor nivel en la playa.
La Zona Económica Exclusiva (ZEE) de México es un área situada más allá del mar territorial y adyacente a éste. Va desde el límite exterior del mar territorial hasta una distancia máxima de 200 millas náuticas (370.4 km) mar adentro.
En esta zona México tiene derechos de soberanía limitados para los fines de exploración y explotación, conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no vivos, ya sean renovables o no renovables, del lecho y el subsuelo del mar y de las aguas suprayacentes, y con respecto a otras actividades con miras a la exploración y explotación económica de la Zona, tal como la producción de energía derivada del agua, de las corrientes y de los vientos.
También tiene jurisdicción con relación al establecimiento y utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras; la investigación científica marina y la protección y preservación del medio marino.
Sin embargo, en esa zona los estados extranjeros tienen libertades de navegación, de sobrevuelo y de tender cables y tuberías submarinos. Asimismo, cuando la captura permisible de una especie sea mayor que la capacidad para pescar y cazar de las embarcaciones nacionales, el Poder Ejecutivo Federal dará acceso a embarcaciones extranjeras al excedente “de acuerdo con el interés nacional y bajo las condiciones que señale la legislación mexicana de pesca”.
Estas últimas libertades son las que han motivado en otras ocasiones a promover que el Golfo de California se convierta en aguas territoriales o interiores, enlistándolo como uno de los componentes de la República Mexicana.
La iniciativa destaca que por sus características geográficas, físicas, históricas, sociales y económicas, entre otras, se cumple con todos los elementos para que de acuerdo a la legislación internacional forme parte del territorio nacional como “Golfo o Bahía Histórica”.
En un artículo del capitán Carlos Alejandro Sans Aguilar para el Centro de Estudios Superiores Navales (CESNAV), titulado “Propuesta para formalizar ante la Organización de las Naciones Unidas y con base en la Convención del Mar, para que la totalidad de la superficie del Golfo de California sea considerada como aguas interiores o territoriales mexicanas” se explica el término “Bahía histórica”
“ ‘[B]ahía histórica’ se emplea para designar un espacio marítimo de gran extensión comprendido en una escotadura del litoral, que no constituye según las reglas usuales una bahía interna, esto es, una parte de las aguas interiores o del mar territorial del Estado ribereño, pero sobre el que, bien por la especial configuración geográfica, bien por el uso o por las necesidades del Estado respectivo, o bien por todo ello, se debe ejercer soberanía sin ninguna restricción o impedimento. En esos casos, ese espacio marítimo pertenece por entero al Estado del litoral, y forma parte de su territorio. La zona de aguas territoriales debe comenzar a contarse a partir de la línea que une los puntos más avanzados de las fauces de la Bahía Histórica”.
La iniciativa y el citado artículo destacan que existen otras experiencias internacionales en las que estados soberanos han cerrado algún espacio marítimo insertado en su territorio declarándolo como aguas territoriales, tal es el caso de Noruega, Francia, Reino Unido, Estado Unidos, Australia, Canadá.
En el documento se propone la reforma de los artículos 27; 42 y 48 de la Constitución para que se incluya en los mismos como parte del territorio y aguas nacionales al Golfo de California.
Está no es la primera iniciativa que se presenta para intentar que el Mar de Cortés figure en la Constitución. En 1965, en el año 2000, 2008 y 2018 se sometió a consideración la misma propuesta, pero ninguna de ellas llegó a ser discutida por el pleno.
Tal vez ahora corra con mejor suerte.
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