El 2 de diciembre quedó establecido por la ONU como el Día Internacional por la Abolición de la Esclavitud.
En nuestro país, en 1810, al inicio del movimiento de Independencia, el cura Hidalgo se pronunció por la abolición de la esclavitud que como figura jurídica existía desde la antigüedad, figura que quedó legalmente abolida en nuestro país en 1829. La Constitución Política vigente recoge la prohibición de la esclavitud en el artículo 1°, segundo párrafo, en donde se dispone que “está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes”.
La esclavitud como figura jurídica aceptada quedó eliminada en prácticamente todos los países en la modernidad, salvo en algunos países africanos en donde aún es permitida por deudas, por ejemplo. Sin embargo, la figura evolucionó hacia formas nuevas que, sin embargo, quedan al margen de las leyes.
Es por ello que seguimos teniendo noticia de diversos casos de esclavitud, de liberación de personas que permanecían en sitios de seguridad trabajando en condición de esclavos, como sucedió en Iztapalapa, Distrito Federal, el día de ayer cuando la Fuerza Antisecuestros de la Policía de investigación liberó a más de cien personas, indígenas casi en su totalidad, que presentaban señales de maltrato y desnutrición. En el operativo se detuvieron a 10 personas por su presunta responsabilidad en delitos de privación ilegal de la libertad, trata de personas, lesiones y los demás que resulten.
Lamentablemente no es el único caso. En marzo pasado hubo un caso muy lamentable en Sonora en donde se mantenía como esclavos a diversos trabajadores en un viñedo.
Así que la abolición de la esclavitud es una meta que en México también debe ser un imperativo.
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