La Corte de Distrito de Västmanland, Suecia, falló esta semana a favor de una estudiante universitaria estadounidense que demandó a la universidad pública donde estudiaba Matemáticas para que le regresaran las cuotas que había pagado debido a que la calidad de la educación que había recibido tenía un nivel muy deficiente.
Connie Askenbäck, actualmente casada con un sueco, llegó a estudiar el programa de Matemáticas de la Universidad Mälardalen, que tiene campus en las ciudades de Västerås y Eskilstuna. Durante el curso, que esta estudiante califica de “irreal”, la universidad les notificó que la oficina sueca de educación superior, Universitetskanslersämbetet, criticó el programa de Matemáticas y Estadísticas por no alcanzar los estándares mínimos de calidad.
Si bien la educación superior en Suecia es más o menos gratuita para los suecos y estudiantes europeos, los estudiantes extranjeros deben pagar cuotas. De esta forma, Connie pidió que le devolvieran las 183,000 coronas que había pagado (US$28,000 en 2013).
La Universidad rechazó la solicitud por lo que esta estudiante, apoyada por el Centro de Justicia, Centrum för rättvisa, que ayuda a las personas a litigar la defensa de sus Derechos Humanos, llevó el caso a tribunales, donde la Universidad defendió su caso vehementemente.
La Corte de Distrito concluyó que la institución educativa podía ser equiparada con un proveedor de servicios que falló en honrar los términos de un contrato.
Así, como la institución ofreció un servicio de baja calidad, “la Corte es de la opinión que la Universidad incumplió los términos del contrato con Connie Askenbäck pues su educación carece de valor práctico. Por esta razón, la Corte encuentra que Connie Askenbäck tiene el derecho de recuperar todo lo que pagó en colegiaturas”, se establece en el fallo.
“Esto envía una señal muy importante a los colegios y universidades del país de que deben asegurar la calidad de los cursos que ofrecen a cambio de una cuota a los estudiantes”, dijo sobre el fallo el director del Centro de Justicia en Suecia, Clarence Crafoord. “Pero también es una señal de que cualquiera que haya sido afectado de la misma manera que Connie no se queda sin derechos”, concluyó.
Funcionarios universitarios declararon sobre esta sentencia que sus abogados la están revisando a fin de que tomen la decisión de presentar una apelación o no.
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