El pasado 12 de mayo se dictó la primera sentencia sobre maltrato animal en Ecuador, en la que se encontró culpable a un hombre de 24 años de haber lastimado tan seriamente a Oso, un pastor alemán, que sus dueños tuvieron que tomar la decisión de sacrificarlo.

El maltrato animal quedó sancionado en el nuevo Código Orgánico Integral Penal, COIP, de Ecuador que inició vigencia el 10 de agosto de 2014 y que en el artículo 249 dispone: “Maltrato o muerte de mascotas o animales de compañía.- La persona que por acción u omisión cause daño, produzca lesiones, deterioro a la integridad física de una mascota o animal de compañía, será sancionada con pena de cincuenta a cien horas de servicio comunitario. Si se causa la muerte del animal será sancionada con pena privativa de libertad de tres a siete días”.

“Se exceptúan de esta disposición, las acciones tendientes a poner fin a sufrimientos ocasionados por accidentes graves, enfermedades o por motivos de fuerza mayor, bajo la supervisión de un especialista en la materia”.

Como en el caso por la acción de los golpes no falleció Oso, la juez de la sala 206 de la Casa Judicial de Santo Domingo de los Tsáchila condenó al acusado a reponer $500 dólares más el 25 por ciento de un salario básico unificado en el lapso de 72 horas a la propietaria de Oso. Además, deberá prestar 100 horas de servicio comunitario que el abogado acusador, Vinicio Rosillo, recomendará que se preste en labores a favor de los animales para que se siente un precedente de respeto a las mascotas.

Organizaciones a favor de los derechos de los animales presentaron el pasado mes de octubre una iniciativa de Ley Orgánica de Bienestar Animal, LOBA, ante la Asamblea Nacional para ampliar la protección a los animales pues consideran que el COIP es insuficiente al proteger exclusivamente a las mascotas. Esta iniciativa de ley, pese a que los plazos para ser revisada ya fenecieron, aún no ha sido dictaminada.

“Creo que como ciudadanos nunca nos enseñaron a respetar a las mascotas. En nuestras familias primó la defensa de los derechos de las personas únicamente. Es un trabajo arduo educar a los adultos, especialmente, sobre el cuidado y respeto”, declaró sobre el tema José Enríquez, activista a favor de los animales.

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