Gran confusión ocasionó entre juristas y defensores de derechos humanos la decisión del gobierno de la India de ejecutar a Afzal Guru secretamente, sin avisar a su familia ni otorgar al reo el derecho de reunirse con familiares y defensores por última vez.
Afzal Guru fue declarado culpable de terrorismo tras haber participado en los ataques al Parlamento indio en diciembre de 2001.
Guru fue sentenciado por un tribunal especial en 2002, sentencia que fue confirmada por el Tribunal Superior de Delhi en 2003. La apelación presentada fue rechazada en 2005 por la Suprema Corte y el pasado 3 de febrero se le negó el indulto presidencial, último recurso para conmutar la pena.
La decisión de proceder en secreto con la ejecución de la sentencia fue tomada por el gobierno y este hombre de 43 años fue ejecutado por ahorcamiento la mañana del 9 de febrero, sin el conocimiento de su familia.
El mismo procurador especial que por el crimen de los ataques al parlamento en 2001 presentó las acusaciones contra Afzal Guru ante el Tribunal Superior de Dehli y la Corte Suprema, declaró que la falta del gobierno al no haber informado a los familiares de la ejecución era una “seria omisión en la administración de los derechos humanos” y aclaró que en una sociedad civilizada se espera que se cumplan las leyes y exista transparencia hasta el momento de la ejecución de las sentencias de muerte.
El haber consumado la sentencia sin haber dado aviso a la familia es violatorio además de las leyes penitenciarias que establecen el derecho de un prisionero sentenciado a muerte a reunirse con familiares, amigos y abogados por lo menos una vez a la semana.
La discusión, sin embargo, ahora se centra en la petición que ha realizado la familia para que las autoridades entreguen el cuerpo de Afzal Guru a fin de que puedan enterrarlo de acuerdo con los ritos religiosos.
El ministro del interior de la India declaró que la petición la tiene que presentar por escrito la esposa de Azfal Guru, demostrando su relación con él, a fin de que se considere la petición, pero señaló que mientras tanto los familiares pueden acudir a la prisión de Tihar, donde se enterró el cuerpo de Guru, a rezar y realizar rituales religiosos.
En la prisión de Tihar, la más grande de la India, habían pasado 24 años desde la última ejecución en que Kehar Singh y Satwant Sinhg fueron ahorcados en cumplimiento de la sentencia condenatoria del homicidio de la primera ministra Indira Gandhi.
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