Con la caída del régimen de Zine El Abidine Ben Ali en Túnez, los tunecinos han estado preparando una nueva Constitución que no ha estado exenta de serias discusiones y problemas.

 

El problema principal es la excesiva intromisión de la cúpula religiosa en el proceso constituyente que pretende hacer de la religión un tema principal cuando más de la mitad de los tunecinos consideran que la religión es un aspecto íntimo y privado que no debe interferir con la política y el estado.

 

El texto constitucional propuesto contiene dos artículos que han significado un serio debate y foco de preocupación para los defensores de los derechos humanos.

 

El primero de ellos propone penalizar las ofensas contra “valores sagrados”, lo que significaría penalizar la blasfemia, pero en términos tan ambiguos que ponen en peligro la libertad de expresión, como ya se demostró en junio pasado cuando derivado de una muestra pictórica en la que un cuadro mostraba a mujeres con velo islámico colgadas como sacos de boxeo, se propuso revisar el contenido de las obras de arte.

 

El segundo artículo en debate es uno en cuya redacción se establece que “la mujer es complemento del hombre en la familia y asociada del hombre en el desarrollo del país”, lo que significa anular la igualdad de género poniendo en riesgo los derechos de las mujeres en ese país.

 

Este artículo fue aprobado en la Comisión de Derechos y Libertades del Parlamento por 12 votos a favor y 8 en contra. La mayoría de los votos favorables fueron de miembros del partido islamista moderado Ennhada.

 

Esta aprobación no significa que el artículo quede vigente ya que debe ser también aprobado por otra comisión parlamentaria y de ser aprobado como texto constitucional será sometido a referéndum popular.

 

Defensores de derechos humanos como Humans Rights Watch, y miembros de partidos de oposición como el partido central Ettakatol han manifestado su preocupación por estos dos artículos y aspiran a modificar la redacción a fin de asegurar la igualdad entre el hombre y la mujer y en su caso definir las leyes sobre la blasfemia a fin de que no sea tan general como penalizar los insultos a la “santidad de la religión”.

 

Túnez vivió bajo la presidencia de Ben Ali 23 años de represión por lo que temen que con la definición del nuevo panorama político esa represión persista en el país.

 

 

Más información The National

 

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