Al haber comenzado el mes del Ramadán para los musulmanes, las autoridades de Arabia Saudita emitieron una advertencia a todos los extranjeros residentes en ese país para que observen el debido respeto durante el mes sagrado o de lo contrario podrían ser expulsados.
De esta manera recordaron a los no musulmanes que deben abstenerse de comer, beber y fumar en lugares públicos, mostrando “consideración a los sentimientos de los musulmanes que preservan los sagrados rituales islámicos”.
Arabia Saudita, de 27 millones de habitantes es residencia de unos 8 millones de extranjeros provenientes de varias partes del mundo, particularmente de Asia y de otros países de Medio Oriente.
Se trata de una monarquía conservadora que aunque ha mostrado algunos indicios de modernidad, como permitir que las mujeres voten en elecciones municipales o el envío por primera vez de mujeres atletas a los Juegos Olímpicos, sus decisiones gubernamentales se ven altamente influidas por el poder religioso con poder de veto sobre muchas políticas administrativas del país.
Así que se hace un llamado para que todos, musulmanes y no musulmanes, respeten este mes sagrado de ayuno y oración a fin de evitar la deportación. Una amenaza que según algunos defensores de derechos humanos es una constante que se posa sobre los extranjeros que por faltas mínimas al reino corren el peligro de ser expulsados.
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