Publicidad Síndrome de Down

 

Británica que considera que la ley de aborto que permite terminar embarazo por discapacidad del feto, la discrimina por tener síndrome de Down, perdió apelación

Heidi Crowter, una mujer británica de 27 años con síndrome de Down, que ha estado tratando de que los tribunales dictaminen la ilegalidad de la ley que permite un aborto hasta casi el final del embarazo por condiciones del feto, como la suya, perdió la apelación.

La legislación vigente en el Reino Unido, a excepción de Irlanda del Norte, donde la legislación es más estricta, permite el aborto hasta las 24 semanas de gestación, salvo que “exista riesgo sustancial de que si el infante naciera, sufriría de anormalidades físicas o mentales que los incapaciten gravemente”. Entre estas enfermedades se enlista el síndrome de Down, de tal forma que la ley permite que, hasta antes del parto, cuando se presenta esta excepción, el embarazo pueda ser terminado.

Heidi Crowter y la madre de un niño con el mismo síndrome, presentaron la demanda exponiendo que la ley discrimina a las personas como ella, al permitir que sean abortadas incluso poco antes de nacer.

En septiembre de 2021 la demanda fue desechada cuando los jueces concluyeron que la Ley de Aborto no es ilegal porque su objetivo es lograr un balance entre los derechos del no nacido y de las mujeres.

La decisión fue apelada y, nuevamente, los jueces fallaron en contra de las demandantes, señalando que, en su caso, el cambio de ley corresponde al Parlamento.

En su sentencia, los jueces Underhill, Thirlwall y Peter Jackson, señalaron que la Ley del Aborto y la posibilidad de terminar el embarazo por discapacidad, no interfiere con los derechos de las personas discapacitadas que nacieron, como Heidi.

“La corte reconoce que muchas personas con síndrome de Down y otras discapacidades se sentirán molestas y ofendidas por el hecho de que un diagnóstico de discapacidad grave durante el embarazo sea tratado por la ley como una justificación para la terminación, y que puedan considerarlo como lo que implica que sus propias vidas son de menor valor.

“Pero sostiene que la percepción de que eso es lo que implica la ley no es suficiente por sí sola para dar lugar a una interferencia con los derechos del artículo 8 [a la vida privada y familiar, consagrados en la Convención Europea sobre Derechos Humanos]”.

Conocida la decisión, Heidi aseguró que llevara su caso ante la Suprema Corte porque considera que la ley otorga más valor a las personas que no tienen una discapacidad como la suya y que, para los jueces y la sociedad, su vida es menos valiosa.

El punto de vista de Heidi, su madre y las personas que han tratado de cambiar la Ley de Aborto, no es compartida por otras personas, como Frances Ryan, columnista de The Guardian, para quien es más importante impulsar una agenda de mayor asistencia social a las familias de niños o niñas con discapacidad que tratar de obligar a una mujer a alumbrar a un hijo.

Emma Vogelmann, una activista por los derechos de las personas con discapacidad que tiene atrofia muscular espinal, comparte esa opinión. En entrevista con BBC Radio dijo: “Hay tantos problemas que enfrentamos, más importantes que lo que una mujer elige antes de que nazcamos. Nos enfrentamos a la discriminación a diario por parte de todo tipo de personas. Y creo que esas conversaciones deben ser mucho más frecuentes.

“De cualquier manera, tener un hijo es una gran responsabilidad y creo que con una discapacidad habrá muchas luchas adicionales que ese progenitor tendrá. Eso realmente debe ser una de las consideraciones, si una mujer puede comprometerse con ello, si va a poder darle a un niño la mejor oportunidad posible en la vida”.

Más información theguardian.com

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