Corte Suprema de Canadá falla a favor de un comediante demandado por un cantante con discapacidad de quien hizo mofa
La Suprema Corte de Canadá concluyó la semana pasada que un comediante que en su show hizo mofa de un joven cantante con una discapacidad no vulneró su derecho a una vida digna y que sus comentarios estaban dentro de los límites de su libertad de expresión.
El caso, cuya resolución es final, enfrentó al comediante quebequense Mike Ward y al cantante juvenil Jérémy Gabriel, quien tiene el Síndrome Treacher Collins, una enfermedad genética caracterizada por malformaciones craneofaciales.
Cuando la controversia inició, Mike Ward tenía montado un show en vivo llamado Mike Ward s'eXpose en el que hacía mofa de quienes decía no son blanco de bromas por ser muy ricos, muy influyentes o muy débiles.
Las bromas que hacía del “pequeño Jérémy” como llamaba al cantante de 12 años en ese entonces, no fueron del agrado de la familia Gabriel por lo que presentaron una queja en contra de Ward en la Comisión de Derechos Humanos de Quebec y en la Comisión de Derechos de la Juventud, organismos que refirieron el caso a un tribunal en materia de derechos humanos.
En 2016 el tribunal falló a favor de Jérémy Gabriel y ordenó a Ward a pagarle 25,000 dólares canadienses por daños morales y 10,000 dólares adicionales por daños punitivos. Además, adjudicó 5,000 dólares a la madre de Gabriel por daños morales y 2,000 adicionales por daños punitivos.
Mike Ward apeló la decisión y en 2019 la Corte de Apelaciones de Quebec, en un fallo de 2 a 1, concluyó que los comentarios del comediante comprometieron el derecho a la dignidad del cantante, lo que no podía ser justificado aun en una sociedad en la que se valora la libertad de expresión. En esa instancia se mantuvo la compensación adjudicada al cantante, pero se eliminó la adjudicada a la madre porque se concluyó que ella no fue víctima de discriminación.
La decisión que tomó la Suprema Corte es contraria a las dos decisiones previas. Así, con una mayoría de 5 contra 4, los magistrados concluyeron que los chistes del comediante eran debido a la fama de Jérémy Gabriel y no a su discapacidad y que, por tanto, no se vulneró su derecho a la dignidad.
En la decisión, la mayoría estableció que lo anterior era suficiente para conceder a Ward la apelación de la sentencia, pero que sería “útil analizar la discriminación en su totalidad a la luz del contexto particular del caso.”
En este sentido, la decisión expone que cuando bajo la Carta de Derechos de Quebec se deben armonizar los derechos a la libre expresión y a la dignidad, se debe hacer un doble examen. Primero, examinar si las declaraciones de Ward tenían la intención de incitar a otros a hacer mofa de Gabriel por su discapacidad, y, segundo, determinar si es probable que esas declaraciones llevaran a un trato discriminatorio hacia el quejoso, es decir, de Gabriel.
“En nuestra opinión, los comentarios hechos por el señor Ward no cumplieron ninguno de estos requisitos”, señala el máximo tribunal canadiense.
En la decisión se expone que, aunque “es un efecto presumible” que las personas se inspiren en estos comentarios para burlarse de Gabriel, este efecto no es responsabilidad del comediante.
“Desde luego, es previsible que los comentarios hechos por un bien conocido comediante tengan repercusiones fuera de su contexto inicial, pero esto no significa que esas repercusiones necesariamente sean atribuidas al comediante”, concluyó la mayoría.
La mayoría estableció que si bien el derecho humano a la dignidad de Jérémy Gabriel no fue lastimado, no significa que se hubiera quedado sin recurso frente a los chistes. “El señor Gabriel pudo haber invocado la protección contra el acoso prevista… en la Carta, debido al hecho de que estaba siendo acosado. También pudo haber iniciado una acción de difamación.” La difamación, sin embargo, se debió de haber presentado ante otro tribunal, ya que el tribunal de derechos humanos no tiene competencia en esta materia.
La decisión es importante porque es la primera vez que la Suprema Corte de Canadá revisa un caso que enfrenta el derecho a la libre expresión y el derecho a la vida digna, respecto de comentarios de un comediante.
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