Suprema Corte de Estados Unidos concluye que estudiantes tienen protegida libertad de expresión, pero las escuelas pueden sancionarlo en ocasiones
Con una mayoría de ocho a uno, la Suprema Corte de los Estados Unidos resolvió la cuestión planteada sobre la libertad de expresión de estudiantes y la capacidad de las escuelas de limitarlo, en el caso presentado por Brandi Levy, una adolescente que fuera de la escuela escribió en su cuenta de Snapchat una serie de frases en las que usando la palabra con “f”, se quejó de la escuela, del equipo de porristas y del equipo de softball por no haber pasado de clasificación.
Los hechos ocurrieron en 2017 cuando Brandi Levy tenía 14 años. Aunque los mensajes en Snapchat están diseñados para eliminarse en poco tiempo, varias porristas los vieron y tomando capturas de pantalla, acusaron a Brandi con los entrenadores. Por estos mensajes, la directiva de la escuela la suspendió un año del equipo de porristas por violar las reglas del equipo que requieren que los estudiantes “tengan respeto” por la escuela, los entrenadores y compañeros de equipo, eviten “lenguaje soez y gestos inapropiados” y se abstengan de compartir “información negativa sobre las porras, porristas o entrenadores... en Internet".
Lawrence y Betty Lou Levy, padres de Brandi, llevaron el caso al distrito escolar para que reconsiderara el castigo, pero fue en vano por lo que demandaron al distrito escolar alegando que se estaba violando la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que garantiza la libertad de expresión.
La corte federal de distrito falló a favor de los Levy con fundamento en una decisión de la Suprema Corte de 1969 que estableció que en tanto las expresiones de los alumnos no interrumpan el funcionamiento normal de la escuela, no podía ser limitado. Se trata de la decisión conocida como Tinker v. Des Moines Independent School District y otorgó protección a los estudiantes que con bandas negras en los brazos se manifestaron en contra de la Guerra de Vietnam.
Esta decisión se ha ido acotando y cada vez la Suprema Corte ha dejado a las escuelas el definir las actividades que interfieran material y sustancialmente sus actividades normales. Con los avances tecnológicos, el aumento de los casos de acoso y las amenazas de muerte a personal educativo y estudiantes, las escuelas tienen cada vez más complicado identificar estas actividades disruptivas.
En la apelación presentada, la Corte del Tercer Circuito sostuvo que como las expresiones de la adolescente ocurrieron fuera de las instalaciones escolares y/o de un evento patrocinado por la escuela, el antecedente Tinker no aplicaba. El distrito escolar decidió llevar el caso a la Suprema Corte para que se aclarara si aplica o no el caso Tinker porque otros tribunales lo han aplicado en casos de discurso ocurrido fuera de las escuelas.
Los jueces de la Suprema Corte estuvieron de acuerdo con los tribunales inferiores en que la escuela había violado el derecho garantizado por la Primera Enmienda a Brandi Levy, pero se opuso a la decisión de la Corte de Apelaciones y estableció que el caso Tinker sí es aplicable.
La decisión del máximo tribunal, sin embargo, no establece criterios precisos sobre lo que pueden y no regular cuando ocurra fuera de las escuelas pues, escribiendo por la mayoría, el juez Stephen Breyer dijo que como mínimo las escuelas deben tener la autoridad para regular la intimidación, el acoso, las amenazas dirigidas al personal o los estudiantes, el aprendizaje y las tareas en línea y la ciberseguridad para los sistemas escolares.
Sin embargo, las escuelas deben tener cuidado en no exceder esta facultad porque no deben limitar el derecho de expresión de los estudiantes en cualquier lugar y a cualquier hora.
En el caso particular, los magistrados concluyeron que el mensaje de Brandi Levy en Snapchat está protegido por la Primera Enmienda ya que no fue sustancialmente perjudicial para el ambiente escolar, no estaba dirigido a nadie en particular, no era obsceno y no contenía "palabras de pelea" o incitación a la violencia.
El juez Breyer hizo notar que la elección de palabras de la adolescente había sido vulgar y posiblemente infantil, pero escribió que “a veces es necesario proteger lo superficial para preservar lo necesario.”
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