Una mujer británica-israelí ha presentado una demanda por discriminación de género en contra de la aerolínea EasyJet por haberle pedido en dos vuelos diferentes que cambiara de lugar a petición de un judío ultraortodoxo.
Se trata de Melanie Wolfson, de 38 años y residente de Tel Aviv, quien explica que ha procedido con la demanda porque la compañía británica de aviación de bajo costo no respondió a las quejas que presentó cuando los incidentes por los que ahora demandan sucedieron.
Melanie Wolfson dice que la primera vez que fue objeto de discriminación por ser mujer ocurrió en octubre cuando abordó en el aeropuerto David Ben-Gurión de Israel un avión con destino a Londres. Un asistente de vuelo se le acercó para pedirle que a cambio de una bebida gratis cambiara de asiento porque el hombre que estaba a su lado, un judío jaredí, no quería viajar a su lado. Melanie Wolfson dice que accedió a cambiar de asiento para evitar que el vuelo se retrasara por su culpa.
Dos meses después, volvió a ocurrir lo mismo en un vuelo que también salió de Israel, pero esta vez ella se negó a cambiar el asiento por lo que dos mujeres cambiaron asiento con los jaredís que iban a su lado y que habían solicitado el cambio.
Los judíos jaredís se consagran al estudio de los textos sagrados y viven principalmente de las subvenciones del estado. Como parte de sus creencias evitan a las mujeres o estar cerca de ellas, particularmente si no son sus familiares. Algo así como el movimiento machista en boga, Men Going Their Own Way, MGTOW, cuyos integrantes evitan relaciones románticas y matrimoniales con las mujeres, tratando de reducir sus interacciones lo más posible (claro, salvo por el sexo).
Por sus radicales puntos de vista, los enfrentamientos por segregación, particularmente por género, entre la comunidad ortodoxa y la más progresista, son frecuentes. Un enfrentamiento importante se presentó en Jerusalén respecto de una línea de autobuses muy usada por miembros de esta comunidad religiosa que exigían que se cumpliera la norma religiosa que indica que las mujeres deben viajar en la parte posterior del vehículo. Alegando violencia física y verbal, tres mujeres, apoyadas por la organización Israel Religious Action Center, cuyo objetivo es conseguir el pluralismo en lugares públicos, presentaron una acción legal en contra de la línea de autobuses.
Esta acción legal llegó a la Suprema Corte de Israel que en 2011 declaró que la separación coercitiva por género en el transporte público es ilegal.
En aviones, la demanda presentada por Melanie Wolfson tampoco es novedosa, solo es, quizá, la más reciente. En ese mismo año de 2011, Renee Rabinowitz, una abogada retirada de 81 años, residente de Jerusalén, presentó una acción legal por discriminación por género en contra de la línea israelí El Al.
“Pese a todos mis logros, y mi edad también es un logro, me sentí minimizada”, declaró en su momento la abogada Rabinowitz sobre este incidente. “Para mí no es personal”, añadió. “Es intelectual, ideológico y legal. Reflexiono, aquí estoy, una mujer mayor, educada, que ha viajado por el mundo y un sujeto puede decidir que no me puedo sentar a su lado. ¿Por qué?”. Su acción legal, como la de Melanie Wolfson, también estuvo apoyada por el Israel Religious Action Center.
Melanie Wolfson explica en la demanda, citada por el diario Haaretz, que varios asistentes de vuelo le han comentado que es frecuente que pidan a mujeres cambiar de asiento a petición de pasajeros jaredís.
Pese a esta frecuencia, la discriminación por género, al lado de la discriminación por “raza”, religiosa, nacionalidad, país de origen, orientación sexual, opiniones políticas o estado personal, está prohibida en una ley israelí del año 2000 y en esta ley Melanie Wolfson está fundamentando la demanda.
Sobre esta situación, la respuesta de EasyJet ha sido la estándar: “Tomamos muy en serio las quejas de esta naturaleza. Si bien sería inapropiado comentar, ya que el asunto está sujeto a procesos legales, no discriminamos bajo ningún motivo.”
En un mundo en donde más de la mitad de la población somos mujeres, los hombres que no quieran tener contacto con nosotras que mejor no viajen ni salgan de sus casas, porque estamos en todas partes y no nos vamos a ir.
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