Patricia Di Gasbarro mirando el poste en su jardín
Patricia Di Gasbarro mirando el poste en su jardín

 

Una mujer que en Vancouver quieren remodelar su jardín ha tenido que desechar sus planes porque hay un poste telefónico en su terreno colocado bajo un acuerdo de servidumbre vigente desde hace 106 años.

La afectada por este acuerdo firmado en 1914 con el propietario en ese entonces del terreno que ahora es su propiedad se llama Patricia Di Gasbarro. El poste pertenece a la compañía telefónica Bell Canada, empresa que sigue utilizando el poste para pasar cables telefónicos.

Según una copia en PDF que fue enviada a Jack Lakey, columnista del diario The Star y especialista en materia inmobiliaria, el acuerdo de servidumbre permite que Bell Canada mantenga en la propiedad el poste, de tal forma que moverlo implicaría un costo para Patricia Di Gasbarro de 4,500 dólares canadienses según lo ha notificado la empresa. Y el poste puede moverse tan solo unos metros.

“La servidumbre todavía está vigente”, declaró Jacqueline Michelis, vocera de Bell Canada, explicando que el acuerdo fue “registrado originalmente en 1914 con la subsecuente notificación de reclamaciones para proceder son la servidumbre. El poste no puede ser removido completamente, por supuesto, es apoyo de cable de Bell y de otros proveedores para residentes y negocios en el área.

“Hemos mirado el sitio y pensamos que podemos moverlo unos cuatro metros, dentro de los términos de la servidumbre, así que podría quedar ubicado cerca de la esquina del terreno.”

El acuerdo de servidumbre fue firmado por Bell Telephone Co. of Canada en enero de 1914 con el propietario aparente del inmueble T.H. Cosford de Chicago, Illinois, Estados Unidos, asignando una servidumbre a Bell de una franja de dos pies de la propiedad en la parte posterior del jardín trasero.”

El periodista de The Star hace notar que curiosamente el documento fue atestiguado y notarizado en San Francisco, California.

Quizá el único recurso legal que tenga la actual propietaria del inmueble sea buscar si cuando el acuerdo fue firmado el aparente propietario era el propietario legítimo. De lo contrario, podría reclamar la invalidez del documento y hacer que se mueva el poste sin pagar el importe solicitado. Esto, claro, son elucubraciones. Lo interesante es notar que se trata de un documento cuya validez ha perdurado más de un siglo.

Más información thestar.com

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