Suprema Corte de Estados Unidos anunció ayer que no acepta la apelación presentada por Michelle Carter, la joven que alentó a su novio a través de mensajes de texto y llamadas telefónicas, a suicidarse.
Carter fue condenada a quince meses de prisión por haber inducido al suicidio a su novio en 2014, he ingresó a prisión en febrero de 2019, casi cinco años después de que indujo a Conrad Roy al suicidio, para cumplir la sentencia que se le impuso.
La joven había permanecido libre mientras la Corte Suprema del estado de Massachusetts, Estados Unidos, resolvía su apelación, la cual finalmente confirmó la sentencia diciendo que sus acciones causaron la muerte de Roy.
Sus abogados habían solicitado que permaneciera fuera de la cárcel mientras su equipo de defensa lleva su caso a la Corte Suprema de los Estados Unidos, considerando que no tiene antecedentes penales, no ha tratado de huir y ha estado recibiendo tratamiento de salud mental, pero el juez rechazó su solicitud y determinó que debe comenzar a cumplir su sentencia.
En su escrito de apelación presentado a la Suprema Corte en julio de 2019 se argumentó que: "La sentencia de Michelle Carter por homicidio involuntario (...) no tiene precedentes. Massachussetts es el único estado que ha condenado a una persona que estando físicamente ausente alentó solo con palabras a otra a cometer suicidio. Antes de este caso, ningún estado había interpretado su ley… para criminalizar ese 'solo discurso' y no ha habido otro acusado que haya sido sentenciado por llevar a otra persona a quitarse la vida", agregan.
Para los abogados, la pena impuesta a Carter "viola la Constitución" porque estuvo basada solo en sus palabras, por lo que atenta contra la libertad de expresión de la joven contemplada en la Primera Enmienda.
Sin embargo, la Suprema Corte se negó a escuchar los argumentos por lo que su condena quedó intacta y saldrá de prisión hasta mayo de este año.
El caso atrajo la atención mundial y fue el tema de un documental de HBO de 2019, I Love You, Now Die: The Commonwealth V. Michelle Carter. En el caso, Conrad Roy III de Massachusetts, de 18 años, estacionó su camioneta y la llenó con monóxido de carbono, matándose luego de varios intentos fallidos de suicidio.
La evidencia en el juicio mostró que Carter, que estaba a 50 millas de distancia en Plainville, envió mensajes de texto en los días previos al suicidio, alentándolo a seguir adelante con su plan y le habló dos veces por teléfono el día que tomó su propia vida.
Roy salió de la camioneta porque se asustó y en una de esas conversaciones Carter lo alentó a que que volviera a entrar. El juez de primera instancia dijo que esa declaración y que no llamó al 911 o solicitó ayuda fueron hechos clave para su condena.
Sus abogados le dijeron a la Corte Suprema que no podía ser condenada únicamente por las palabras que envió por mensaje de texto o por lo que le dijo a Roy. “Carter no le proporcionó a Roy los medios de su muerte ni participó físicamente en su suicidio", dijeron sus abogados. Agregaron que los tribunales de Massachusetts no proporcionaron orientación sobre cómo determinar cuándo las palabras de una persona cruzan la línea y se convierten en conducta criminal.
Los fiscales dijeron que después de tratar de desalentarlo del suicidio, Carter comenzó una campaña sistemática de coerción, aprovechando las inseguridades de Roy. Ella se burló de él diciéndole que deliberadamente fallaría nuevamente en suicidarse, instándolo repetidamente, es "el momento correcto y estás listo. Sólo necesitas hacerlo", le dijo.
Su condena, dijo el estado, era consistente con una excepción establecida desde hace mucho tiempo a la Primera Enmienda por "discurso integral a la conducta criminal".
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