Esta semana, el Acuario de Vancouver firmó un nuevo contrato de arrendamiento con el organismo de parques de Vancouver, Canadá, por 35 años, en el que se desiste de las acciones legales que emprendió en contra del reglamento de la ciudad que prohíbe la tenencia de cetáceos en cautiverio.
El contrato fue firmado con la empresa propietaria del acuario, Ocean Wise, cuya presidencia está a cargo desde el pasado mes de febrero de Lasse Gustavsson, y reemplaza al contrato actual cuya fecha de expiración estaba fijada para 2029.
El nuevo contrato, que permite a la empresa rehacer sus planes y proyectos hacia el futuro, dispone que durante los primeros cinco años de vigencia Ocean Wise no pagará derechos anuales. A partir del sexto año volverá a pagar ese derecho anual que es de más de 290,000 dólares canadienses, además de un porcentaje de las ventas de alimentos y servicios dentro del parque localizado en el Parque Stanley desde 1956.
A cambio, Ocean Wise retirará las acciones legales que presentó en contra del organismo de administración de parques de la ciudad de Vancouver respecto del el reglamento aprobado en 2017 que prohíbe la importación y exhibición de ballenas y delfines en los parques. En esta demanda, el acuario pedía una compensación por la pérdida de millones de dólares en ingresos debido a la baja asistencia de personas derivado de la prohibición. Aunado a esta demanda, hay otra que está siendo revisada por la Suprema Corte de Canadá.
Durante una entrevista concedida a medios locales el pasado lunes, Gustavsson dijo que Ocean Wise lanzará una nueva visión del acuario en enero de 2020, en la que, sin cetáceos, su enfoque será en la conservación, la educación pública, la gobernanza y el mejoramiento de la experiencia de los visitantes.
Así, en una primera etapa del proyecto planean una exhibición sobre el noroeste del Pacífico para llenar algunos de los tanques que quedan vacíos por la salida de las ballenas y los delfines, así como otro proyecto que se enfocará en la cultura indígena de Columbia Británica y su relación con la tierra para lo cual ya están en conversaciones con grupos indígenas locales.
En 2017 fallecieron las dos últimas ballenas que estaban en el parque de tal forma que sólo queda Helen, una delfín de cara blanca del Pacífico que fue rescatada de redes de pesca en las costas de Japón en 1996. Para sobrevivir le tuvieron que amputar sus aletas pectorales y por sus lesiones no puede ser liberada en el mar de nueva cuenta. Ocean Wise está buscando un nuevo hogar para Helen en el que pueda socializar con otros delfines. Para moverla, sin embargo, tendrán que cumplir con la recientemente aprobada ley federal que prohíbe la exportación y cautiverio de cetáceos.
“Se puede tener un acuario conservacionista de clase mundial sin ballenas ni delfines y eso no lo tenemos”, dijo Gustavsson. “No tenemos intención de dejar de cumplir la ley canadiense…y eso no es motivo de controversia para mí”.
Así, con el nuevo contrato termina el enfrentamiento legal en Vancouver por la prohibición de ballenas y delfines en cautiverio, un reglamento que empieza a ser aprobado en otras ciudades del mundo.
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