El Acuario de Vancouver, Canadá, presentó una demanda en contra de la ciudad y del Consejo de Parques en la que piden ser compensados por los daños ocasionados por el reglamento aprobado en 2017 que prohíbe la importación y exhibición de cetáceos en los parques.
El reglamento mencionado fue aprobado por la ciudad de Vancouver en mayo de 2017 y un mes después el Acuario de Vancouver presentó ante los tribunales locales un recurso en su contra porque, conforme con declaraciones del presidente y CEO del Acuario, John Nightingale, “las ramificaciones e impacto de las reformas del Reglamento del Consejo de Parques son de tan largo alcance que fundamentalmente cambian la capacidad del Acuario de Vancouver de cumplir con su misión de conservación de los océanos mundiales”.
Respecto de esa demanda, un tribunal de primera instancia de Columbia Británica falló a favor del Acuario, pero en febrero pasado esa decisión fue revertida por un panel del Tribunal de Apelaciones por lo que la decisión ahora está en manos de la Suprema Corte de Canadá quien no ha resuelto sobre el particular.
Esta nueva demanda fue presentada el 14 de mayo y en ella piden compensación por la pérdida de millones de dólares en ingresos debido a la baja asistencia de personas derivado de la prohibición. De tal, forma, señalan, la ciudad ha interferido “con la capacidad de llevar la administración cotidiana” del Centro de Ciencias Marinas.
“Comparado con 2016, la asistencia al Centro de Ciencias Marinas en 2017 y 2018 ha descendido en aproximadamente un 13 por ciento”, señala el Acuario en su demanda. “Basados en las tasas de entrada de 2016, el descenso equivale a una perdida de aproximadamente 4 millones de dólares en ingresos para cada año de 2017 y 2018”.
En la demanda, el Acuario de Vancouver en el Parque Stanley expone que durante más de cinco décadas los cetáceos han sido parte central, así como sus esfuerzos por involucrar y educar a las personas respecto de la conservación de los mares.
Así, explica que a principios de la década del 2000, se empezó con la planeación de una ampliación del Centro de Ciencias Marinas en tres fases, con un costo de 100 millones de dólares. La primera fase incluía la construcción de instalaciones para albergar cetáceos con un costo de más de 2.75 millones de dólares y la segunda fase incluiría la ampliación del hábitat de los cetáceos con la creación de la exhibición del Ártico Canadiense.
Debido a la aprobación del reglamento, la demanda señala que, en los últimos dos años, cancelaron contratos de diseño y consultoría para el nuevo hábitat del Ártico Candiense para los cetáceos con valor de 2.2 millones en costos, y perdió una "gran donación privada" equivalente a 7.5 millones que respaldaba el hábitat, lo que también entra como parte de los daños que se están reclamando en contra de la Ciudad y del Consejo de Parques.
En 2017, tras la muerte de dos belugas, el Acuario anunció su intención de terminar con la exhibición de cetáceos en 2029, sin embargo, en el ínterin tenía planes de adquirir cinco belugas más para la exhibición del Ártico Canadiense.
Si bien Vancouver fue de las primeras ciudades en prohibir la exhibición de cetáceos en los parques, no es la única en haberlo hecho. Estas iniciativas se han presentado conforme a la corriente actual de reconocer a los animales derechos no humanos, con fundamento en estudios científicos que demuestran que los grandes simios, delfines y elefantes tienen capacidades cognitivas complejas como la conciencia de sí mismo y autonomía, pueden ser reconocidos legalmente, teniendo en consecuencia “derecho a los derechos legales básicos tales como la libertad y la integridad corporal”.
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