El miércoles de esta semana, las calles de Abuya, capital de Nigeria, y las instalaciones de la Suprema Corte de Justicia, fueron tomadas por manifestantes que exigían la detención de los jueces y magistrados que han sido señalados de corrupción en investigaciones conducidas por el Departamento de Servicios Estatales, DSS por sus siglas en inglés.
Los manifestantes llevaban pancartas que decían “Detén la corrupción antes de que te detenga” y “No te equivoques, el poder judicial no está en juicio, los funcionarios corruptos sí”, y condenaban el supuesto apoyo del Consejo Judicial Nacional, NJC, a los que llamaron jueces corruptos.
Las acusaciones se remontan al operativo de la DSS efectuado a principios de octubre en las casas de jueces y magistrados señalados por recibir sobornos, y pese a las acusaciones y al operativo, los jueces siguen en sus tribunales desempeñándose con normalidad, lo que ha enfurecido aún más a los nigerianos.
Uno de los jueces señalados es Adeniyi Ademola, en cuya casa la policía encontró millones de naira. El martes de esta semana dijo a quienes son parte de algún proceso que se dirime en su tribunal que si no estaban cómodos con él presidiendo pidieran la transferencia porque “nos han pedido que nos mantengamos en nuestros puestos, por lo que así están las cosas”.
Junto con este juez, las casas de otros seis jueces y magistrados fueron cateadas, incluyendo las de los magistrados de la Suprema Corte Sylvester Ngwuta y John Inyang Okoro y del magistrado Nnamdi Dimgba del Tribunal Federal Superior en Abuya.
Esta situación ha enfrentado no solo al poder ejecutivo con el judicial, sino al gremio de abogados representado por la Asociación Nacional de Abogados de Nigeria que han pedido la suspensión de los siete jueces, petición que ha sido calificada de “inaceptable” por el Consejo Judicial Nacional.
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