Frente a falta de evidencia contundente, una corte de magistrados de Londres declaró no culpable de acoso racial a John Terry, jugador y capitán del equipo británico de fútbol Chelsea.
Terry fue acusado de haber ofendido racialmente a Anton Ferdinand, jugador defensa del equipo Queens Park Rangers, QPR, en un encuentro que sostuvieron en octubre de 2011.
La denuncia no fue presentada por Ferdinand, sino por un oficial de policía que estando en día franco vio el encuentro por televisión y alcanzó a ver como John Terry llamaba a Ferdinand “fucking black cunt”, que podríamos traducir como “jodido negro cabrón”.
La corte encontró, sin embargo, que pese a que existe suficiente evidencia de que las palabras fueron pronunciadas por Terry, no existe suficiente evidencia del significado que quiso darles y de que se haya tratado de una ofensa racial, así que frente a la duda, el magistrado se decidió por la absolución.
Cabe señalar que Ferdinand presentó testimonio durante el juicio de cinco días, aunque fue calificado como testigo hostil. Durante su testimonio hubo varias contradicciones y dijo no recordar ni las palabras exactas ni el sentido, lo que el juez calificó de natural en testigos veraces y señaló que era perfectamente normal no recordar exactamente lo ocurrido en una confrontación entre jugadores.
Anton Ferdinand había declarado previamente que este asunto no debió haberse ventilado en tribunales sino internamente en la Asociación de Fútbol, pero el gobierno ha hecho hincapié en la persecución de diferentes delitos cometidos en el deporte.
Este caso puso en evidencia el ánimo que se vive dentro de los clubes de fútbol inglés e incluso las agresiones a las que son sometidos ciertos jugadores por razón de su raza, situación que la Asociación de Fútbol ha pretendido corregir emitiendo normativa rigurosa al respecto, pero que no ha sido del todo práctica.
Frente a las tensiones raciales incluso se han llegado a perseguir y sancionar judicialmente a espectadores que durante los encuentros profieren agresiones raciales contra los jugadores de los equipos contrarios, no solo imponiendo multas sino también vetándolos de los encuentros del equipo que siguen.
De haber sido encontrado culpable, John Terry hubiera sido condenado solo al pago de una multa pero el veredicto es importante por cuanto a la carrera y reputación profesional del jugador.
Este asunto pareciera acabar con un apretón de manos entre compañeros, como la hacen los jugadores después de haber dado una zancadilla al contrario durante un partido, aunque detrás de ese gesto se oculta un grave problema de discriminación que afecta no solo al fútbol profesional, sino a la sociedad británica.
Más información Guardian
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