Un conocido me abordó en una reunión, de forma muy discreta, para pedirme orientación. Le pregunté cuál era su problema, y su respuesta fue muy simple: “Quiero cambiarme el nombre”.
Se me hizo extraño, porque llamarse Carlos no tiene nada de raro. “Es que no me llamo Carlos -respondió- me llamo Gaudencio, pero desde niño, siempre he dicho que me llamo Carlos”.
Desde el nacimiento, toda persona tiene derecho a obtener una identidad. La identidad incluye el nombre, el apellido, la fecha de nacimiento, el sexo y la nacionalidad. Es la prueba de la existencia de una persona como parte de una sociedad, como individuo que forma parte de un todo; es lo que la caracteriza y la diferencia de las demás, y el derecho a la identidad se manifiesta en el registro del nacimiento.
Sin una inscripción oficial al nacer o sin documentos de identificación, los niños y niñas pueden quedar excluidos del acceso a servicios fundamentales como la educación, la atención de la salud y la seguridad social.
La inscripción al Registro Civil es un requisito indispensable para que el Estado reconozca y proteja a la persona y que ella pueda ejercer sus otros derechos, y es tal su importancia que en el artículo 4 de la Constitución Política se dispone que toda persona tiene derecho a la identidad y a ser registrado de manera inmediata a su nacimiento. A partir de una reciente reforma constitucional se dispuso que, en todos los estados, la primera copia certificada del acta de registro de nacimiento sea expedida gratuitamente.
En este registro se otorga el nombre que es el signo que distinguirá de por vida a cada una de las personas, permitiendo su identificación e individualización y es uno de los primeros derechos a los que accede una persona al nacer, lo cual se hace efectivo a través de la inscripción del nacimiento en el Registro Civil.
Si bien el derecho al nombre es un derecho humano, la regulación específica de su registro es materia que cada estado decide. Así, hay estados que prohíben el registro de nombres que podrían considerarse ofensivos.
Guanajuato es uno de estos estados. Desde el 27 de diciembre de 2011 se adicionó un segundo párrafo a la fracción IV del artículo 66 del Código Civil para evitar la imposición de nombres que se presten a burlas o humillaciones hacia la persona, estableciendo como obligación del Oficial del Registro Civil exhortar a quien presente a un menor “… para que el nombre que proponga no contenga abreviaturas, diminutivos, claves, números y adjetivos que denigren la dignidad de la persona”.
En Sonora, Ley del Registro Civil prohíbe a los Oficiales del Registro Civil registrar a algún menor con un nombre que se preste para ofender, humillar o que exponga al niño a burlas.
En este estado incluso se presentó un listado de nombres prohibidos entre los que se incluían Alma Marcela, Telésforo y Procopio, entre otro.
Respecto del orden de los apellidos, los estados también han estado analizando la posibilidad de que se pueda invertir el orden de los apellidos y que no necesariamente el paterno sea el primero en orden. En este sentido, Yucatán fue el primer estado en permitir este cambio habiéndose registrado el 21 de febrero de 2013 la primera persona mexicana con el apellido materno en primer lugar.
El nombre que recibimos al nacer puede modificarse, pero este cambio no puede realizarse de forma arbitraria ya que se debe solicitar ante la autoridad correspondiente y atendiendo a los supuestos que establezca el Código Civil de cada entidad.
Algunos estados tienen disposiciones específicas para el cambio de nombre, pero en general se tramita ante la autoridad judicial y se tienen que presentar pruebas que demuestren que se ha usado en forma invariable y constante un nombre diferente al que aparece en el acta de nacimiento y los documentos oficiales en donde aparezca ese nombre.
En la mayoría de las entidades federativas, una vez que se obtiene sentencia o acuerdo favorable, se realiza una anotación marginal en el libro de actas correspondiente.
Gaudencio concluyó el proceso para cambiarse el nombre, así que oficialmente ya se llama “Carlos”.
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